PALABRAS
“Dame una palabra y moveré el mundo” la frase no es exacta a la que nos legó Arquímedes, en realidad es exacta a la que repite un reconocido catedrático, magíster, candidato a doctor, auditor, especialista y demás aderezos… Ciertamente lo menos importante de lo que aquí leerás.
El
punto es la frase: “Dame una palabra y
moveré el mundo”.
¿Es tan
así, tan determinante? Difícil respuesta para alguien que trabaja con el verbo
y a quien el buen gusto le invita a la modestia.
La
experiencia nos dice que en nuestro andar por la vida más de una palabra será
tatuada en nuestra mente “con o sin permiso”.
¿Con o sin permiso?, ¿Será que alguien o algo distinto a nosotros tenga
tanto poder como para dejarnos “marcados” de por vida? Que algún otro con tan
solo vibraciones y viento pueda trascender tu dermis y adentrarse en tu sentir,
en tu presente y futuro?
¿Cuántas
palabras te han marcado a ti?, ¿Cuántas buenas, cuántas malas?, ¿Cuál tiene
mayor porcentaje?, ¿Cuánto tiempo tiene la más antigua?, ¿Y cuánto la más
reciente?. Tal vez
los números no son lo más importante cuando la “parálisis racional” nos detiene
en el tiempo, pero tal vez si tengan un peso enorme cuando te miras al espejo y
ves que te devuelve la imagen de una persona grande que ha recorrido un largo
camino de aprendizaje venciendo obstáculos, cosechando logros, amando y siendo
amada.
Las
palabras son más que un conjunto de códigos acertando la combinación correcta,
no se trata de eso… más que una combinación de letras las palabras
llevan consigo un significado único y personal para cada uno de nosotros que
pueden activar esa emoción que nos acompañará por un periodo de tiempo indefinido. Es entonces, el significado que le asignamos a
esa palabra el que de manera casi
mágica nos puede “hacer el día”, “levantar la semana” o aún más, marcar el
destino… cambiarnos la vida.
Qué
significado le diste a esa palabra que cambió tu mundo??
Y las
que jamás llegaron ni llegarán? Pues son tan valiosas como las otras, son
aquellas mudas palabras que lo dicen todo, ocultan la verdad y luego cambian de
opinión al compás de tu inestable humor. Son las que tendrás que fabricarte
para saciar tu hambre de explicación, de soberbia o de locura, da igual! Eres
libre de dejar que el viento sople y las aleje o esperar que se hagan evidentes
en la incertidumbre de tu rostro desolado…
Mientras
tanto yo me conformo con regalarme las palabras que necesito para
mantener en equilibrio mi mundo y que tú, curioso lector tienes la generosidad de leer.